Hace bastante que no dedico un espacio a mis cartas. Probablemente los cambios en el ritmo de mis usos y costumbres no han dejado lugar a mis catárticas reflexiones escritas. Aquí estoy de vuelta, tratando de no ser impasible, un poco más ambiciosa y menos conformista.
La otra mañana me levanté entusiasta y a pesar de las muchas agitaciones de la semana, aún quedaban en mí rezagos de optimismo y ganas de seguir… ¿hacia dónde? no lo sé, pero ganas de seguir.
Re, re, re…una tonada sin cadencia. Re-apareció y me echó el día a perder. Vi re-abrirse mis heridas y la única forma de re-sanarlas era re-abstraerme de su inverosímil y cínica realidad…de nuevo…olvido y des-memoria. ¿Por qué no me deja partir y continuar mi camino? ¿Por qué no se deja ir y se enfoca en el rumbo que fijó?
La otra mañana me levanté entusiasta y a pesar de las muchas agitaciones de la semana, aún quedaban en mí rezagos de optimismo y ganas de seguir… ¿hacia dónde? no lo sé, pero ganas de seguir.
Re, re, re…una tonada sin cadencia. Re-apareció y me echó el día a perder. Vi re-abrirse mis heridas y la única forma de re-sanarlas era re-abstraerme de su inverosímil y cínica realidad…de nuevo…olvido y des-memoria. ¿Por qué no me deja partir y continuar mi camino? ¿Por qué no se deja ir y se enfoca en el rumbo que fijó?
Sólo en su mente estrecha pueden coexistir inteligencia y la pasmosa intención de seguir apareciendo en mi escenario, si ya hemos descartado ese diálogo tiempo atrás. Volver a lo dicho una y otra vez. Palabras vacías, sin fundamento ni verdad, arrancadas a la fuerza de mi cabeza y de mi corazón, pero que se empeña en recordarme. ¿Acaso no ha notado que ya no hay lugares comunes a los cuales llegar, forzando un encuentro casual…?
De tanto pensar en tristezas propias y alegrías ajenas, mi alma estaba palideciendo hasta casi extinguirse y de sobra sé lo difícil que es darle color. Sé, además, que el permanecer entre las ruinas de lo vivido –como sea que se haya vivido- me conduce inevitablemente a cuestionarme si al ser imperfecta e incompleta puedo ser feliz.
Suficiente, no más asimetrías. También hay belleza en el dolor. Al verme llorar a solas, allí estaba quien me dio un gran abrazo y logró llenar de significado ese profundo vacío que pretendía abrirse bajo mis pies. Sus palabras me reconfortaron al recordarme que aquella vez, cuando dejé de pensar en satisfacer a otros y me concentré en mí misma, mi actitud hacia la vida cambió y ésta a su vez me recompensó con serenidad y equilibrio. Eres una cura para mi remendada alma.
De tanto pensar en tristezas propias y alegrías ajenas, mi alma estaba palideciendo hasta casi extinguirse y de sobra sé lo difícil que es darle color. Sé, además, que el permanecer entre las ruinas de lo vivido –como sea que se haya vivido- me conduce inevitablemente a cuestionarme si al ser imperfecta e incompleta puedo ser feliz.
Suficiente, no más asimetrías. También hay belleza en el dolor. Al verme llorar a solas, allí estaba quien me dio un gran abrazo y logró llenar de significado ese profundo vacío que pretendía abrirse bajo mis pies. Sus palabras me reconfortaron al recordarme que aquella vez, cuando dejé de pensar en satisfacer a otros y me concentré en mí misma, mi actitud hacia la vida cambió y ésta a su vez me recompensó con serenidad y equilibrio. Eres una cura para mi remendada alma.
Hay un modo de que me hagas completamente feliz, amor mío: muérete. Jaime Sabines