sábado, 20 de enero de 2007

COMPLICE


Gracias por ser mi complice.
Por acompañarme en las buenas y en las malas,
en lo correcto y en lo incorrecto.
Cuando estoy contenta, anhelo que llegues para celebrar contigo.
Cuando estoy triste, te necesito para refugiarme en ti, sin que nadie más me vea.

Mi alma se altera cada vez que siente que te acercas.
Siento ganas de correr a casa o a algún lugar acogedor donde pueda esperarte.

Siempre llegas.
Siempre llegas, aunque yo no lo quiera.
Siempre llegas a marcar el fin del presente y el comienzo del mañana.

Representas el ocaso y el amanecer.
El adios y la esperanza.
Todo al mismo tiempo.
Gracias, noche.
Gracias por ser mi complice.

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